Los guardacostas de la Real Armada española empleados entre 1788 y 1808 para salvaguardar el litoral caribeño del Nuevo Reino de Granada resultaron ser un sistema totalmente eficaz, sostenible y adaptado a las necesidades locales. Las embarcaciones comandadas por oficiales defendieron las costas y el territorio de los asedios y ataques de fuerzas navales holandesas, francesas y británicas. Además, se emplearon bara combatir el contrabando efectuado por el mar, que tanto daño le causó a la Real Hacienda en su conjunto.
Los aportes de los guardacostas, durante la etapa virreinal, fueron ignorados durante mucho tiempo. No obstante, con su consolidación definitiva bajo la dirección de profesionales a partir del año 1788, después de un proceso de ensayo y error vivido a través de muchos cruceros, combates y defensas contra los principales enemigos de España, su valía se hizo indiscutible. La escuadra estuvo integrada por embarcaciones de mediano y pequeño tamaño propiedad del rey. La decisión estratégica definitiva no fue fácil de tomar desde la metrópolis, pues existieron en Nueva Granada diversos grupos de poder que tuvieron interés en expulsar del servicio a marinos y sustituirlos por corsarios particulares, entre los cuales se hallaron los comerciantes, los gobernadores de la ciudad e incluso los propios virreyes neogranadinos provenientes del Ejército de Tierra.
Desde una perspectiva militar, los guardacostas también sirvieron como una especia de escuela-práctica para que los jóvenes oficiales de la Real Armada afinaran sus conocimientos relativos al mando, navegación y combate, antes de pasar a dirigir los grandes buques de guerra. Las tácticas efectuadas por los marinos se caracterizaron por ser dinámicas, diversas, y generalmente actuaron según cada circunstancia particular con un porcentaje de aciertos bastante elevado.
ÍNDICE:
Índice de figuras
Prólogo
Introducción
1. El resguardo naval del virreinato del Nuevo Reino de Granada (1739-1788)
2. La implantación definitiva del sistema de guardacostas (1788-1808): intereses privados y política estatal.
3. Los tripulantes de las embarcaciones: oficiales y marineros de la Real Armada.
4. La financiación de los guardacostas. El dinero como problema.
5. Las embarcaciones y sus acciones militares en un teatro de operaciones complejo.
6. Conclusiones
Bibliografía